Trastorno bipolar infantil

¡Hola familia!
                             

                                                            Fuente: pixabay

Esta semana trataremos el trastorno bipolar infantil; cuando el humor cambia constantemente en los niños. Como educadores sociales, para ayudar a un niño con trastorno bipolar primero hay que entender qué es esta condición.

Durante muchos años se ha puesto en duda que los niños pudiesen sufrir un trastorno bipolar ya que se pensaba que como su personalidad aún era inmadura, no cumplían con los requisitos diagnósticos pues no podían tener variaciones de humor tan drásticas.
Sin embargo, en los años 90 algunos psiquiatras se dieron cuenta de que los síntomas del trastorno bipolar en los niños no coincidían con los característicos de los adultos.

En la actualidad se tiene la certeza científica de que este trastorno es más habitual encontrarlo en los niños, los cuales presentan una mayor tasa que las niñas.

¿Cuáles son los síntomas principales del trastorno bipolar infantil?

El trastorno bipolar infantil no afecta a todos los niños por igual. La intensidad, frecuencia y duración de los síntomas varían mucho. Se trata de un trastorno caracterizado por cambios extremos de humor.
Los niños que sufren un trastorno bipolar suelen mostrar:

• Irritabilidad, cualquier cosa puede molestarle o frustrarle.
• Actitud irrespetuosa y amenazante.
• Falta de atención.
• Ciclos de tristeza y euforia.
• Pérdida de sueño.
• Pensamiento acelerado que puede provocar la fuga de ideas.

Para realizar un diagnóstico del trastorno bipolar infantil es necesario que se manifiesten al menos tres de estos síntomas. En la infancia los episodios maniáticos suelen durar poco pero a partir de la adolescencia estos son más comunes y extensos.

La familia del niño con trastorno bipolar

Manejar a un niño que sufre un trastorno bipolar no es sencillo. A menudo los padres se sienten desconcertados y sin herramientas para poder actuar ante ello. Para lidiar con este problema es importante que los padres tengan paciencia y comprendan que se trata de un trastorno, no de un capricho del niño.

Deben mostrarse comprensivos con sus episodios anímicos y escuchar a su hijo, animándole a que exprese sus sentimientos. También deben motivarle para que siga el tratamiento, que suele incluir fármacos.

Finalmente, recomiendo tener mucha paciencia y no tirar la toalla ante esta situación, debemos ser más fuertes que nunca y afrontar el problema ante el cual nos encontramos.

Debemos pedir ayuda y no ignorar esta problemática para que no se agrave, ya que puede estar acompañada de otros problemas como la ansiedad o el TDHA.

Cada niño es especial y merecen una atención especializada, no podemos tratar a todos los niños de la misma manera, ya que el mundo se basa en la diversidad de personas.